La estaba esperando.
Cuando pudo elegir por fin un super poder, eligió el poder de leer su mente.
Entonces de esa forma, el mundo empezó a ser más simple, los colores no se mezclaban y la música era muy clara y tranquila, nada aturdía.
Todo se calmó, porque pudo finalmente escuchar esa voz, la del interior, que decía todas las palabras que siempre quiso escuchar y nunca tuvo el placer.
Se esfumaron las mentiras, las explicaciones y lo mejor de todo es que se había borrado también su razón, aunque hacía rato ya no estaba, aparecía de vez en cuando para congelar impulsos y palabras prohibidas.
Pero de repente, cuando el corazón le dio su nuevo don, se palpitó hasta llorar y corrió sin tiempo donde la brújula de su sangre la guió.
Y sí, estaba ahí, esperándola.
Es como si su mente hubiera sabido que fue leída, que fue finalmente escuchada, y que sus hermosos ojos, tan protagonistas de todo, siempre reprimidos, siempre llenos de palabras, esta vez se rindieron a reír y abrir los brazos, esperanzados de haber encontrado de una vez por todas la libertad.
La estaba esperando, porque yo se que su mente la está esperando.
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