25 Junio 2024

 Voy a proceder a desglosar mis sentimientos como si estuviera en un un diario personal, porque al fin y al cabo este blog no es más que para mí y mis momentos que nadie conoce. Cada vez son menos porque tengo el alma abierta, porque soy libre y me lo prometí; nunca más encarcelarme.

Lamentablemente hoy me veo atrapada, atrapadísima en una dualidad horrenda donde por momentos poco racionales aparece la tristeza, y la desesperanza. Sentimientos que siempre me llevan a escribir. Como para no repetir siempre lo mismo, me consuelo en el pensamiento de que hace días estoy buscando la motivación: hablo de la motivación, intento explicar cuándo y cómo aparece porque era tan alta la subida a pesar de las disidencias que hoy me tocan atravesar en este país tan hermoso y por el que tengo tantas ganas de luchar, era tan alto el equilibrio a pesar de todo, que en algún momento tenía que explotar la bomba.

Tranquilizante, inquietante y muy cansador. Justo anoche miraba un documental de la Pizarnik y claro, qué nublada puede tornarse la realidad cuando uno está intoxicado, pero qué necesario es también intoxicarse para desenchufar las sensaciones y al menos por un momento creer que todo tiene solución.

Me supero a mi misma y me enfrento a estas tentaciones de ahogar mis penas en un vino y un rato de desconocimiento sentándome de frente a escribir y llorar. No viene mal, creo que es una reacción inteligente justamente por el solo hecho de no estar intoxicada cuando más lo necesito, qué paradoja.

Si tengo que ser sincera, escribir y decantar las sensaciones es algo que extrañaba mucho pero que por algún extraño motivo dejé de incluir en mis rutinas y estoy (mientras escribo) dándome cuenta que es un absurdo absoluto, qué magia poder encontrarme con mis propias palabras. Según la psicóloga lo que debo hacer es re leerme pero honestamente no está en mi naturaleza, no me causa más que ansiedad y ganas de corregirme. Una de mis amigas, la del perfil más realista, me dijo que a veces al llanto y a las lágrimas no hay que buscarles explicación.

Me pierdo de lo que pasa afuera de mi habitación, pero también tengo que aceptar cuando verdaderamente no quiero estar con nadie interactuando, ni empujando para atrás la incomodidad de estar enojada con la vida. Estoy enojada con el universo. Estoy esperando que todavía me dé una buena respuesta y por favor no me vengan con la salud de mis sobrinos y el techo para vivir, porque lo sé, lo sé perfectamente. Es que esta vez no puedo conectar con lo que me está costando atravesar el invierno. Duermo tranquila, sí. Pero que harta que estoy de que se me haga tan difícil a veces cuando genuinamente yo lucho por un mundo lleno de amor, yo elijo sacrificar muchas decisiones por amor a lo que se construye como sociedad, como humanos, como pares en lo cotidiano y porque nos toca compartir un mundo muy sensible lleno de emociones entonces intento mantener la sensibilidad y el amor bien listos para contagiar, para abrazar y abatir a los mierdas que han salido a la luz.

Quizás por miedo? Sin dudas les tengo miedo. Muchísimo. Inevitablemente me doy cuenta como me voy a alejando de todas las personas con las que siento una brecha enorme basada plenamente en la conmoción que choca con el mundo actual. Está tan picante para mí la situación que me resulta imposible hacer de cuenta que no pasa nada, y ahora analizándolo me doy cuenta que ni siquiera existen intercambios de palabras para detectar cuando mi corazón no puede congeniar con el de otrx. Supongo que lo hace todo más valioso.

No sé, hoy es uno de esos días del re mil orto donde realmente todo parece no ser suficiente, es cuando necesito expresarme aunque no se bien porqué, me da mucha culpa. Cansa la víctima, cansa dar explicaciones. Nunca fui de las personas capaces de sentarse a llorar frente a otras porque sí (sacando al Martín y mi mamá o llantos causados por dolores del alma muy profundos, específicos), no cuento con ese superpoder. Creo que es utópico poder frenar sin incomodidad, admiro esa actitud y quizás con un par de sesiones de terapia pueda sacarla adelante, pero es como que mi mecanismo rige de la siguiente forma:

- se presenta una incomodidad

- me intoxico o camino 

- me manifiesto por unos msjs de wsp

- busco razones que me la suban

- me acerco a una tristeza

- me autoconvenzo de que todo va a pasar, que todo va a estar bien

Entonces me voy dando cuenta a medida que desenredo esta enorme fantasía de mierda que lo que hago como mecanismo de defensa es siempre empujar, darle adelante, escuchar, hablar, abrazar y seguir seguir seguir porque sí, soy de esas que en algún punto creen que va a parar... Bueno, a veces no para hasta que llegan sin decir más este tipo de días donde te planteás realmente haber hecho todo mal, donde el existencialismo pende de un hilo porque es mejor querer morir.

Dios qué cansador pensar siempre todo tanto, pero eso sí que es algo que nunca voy a poder cambiar porque es mi adn, no funciono de otra forma. No quiero entrar en los consuelos de siempre, de tirarme flores para sentir que valgo, de decirme a mi misma qué tan orgullosa estoy porque verdaderamente hoy no me siento así. 

Me siento una pelotuda por estar donde estoy. 

No quiero escuchar a nadie, solo quiero un pucho y un vaso de vino. Sin embargo afuera de mi habitación hay un encuentro de gente que está (hoy) vibrando en sintonías completamente diferentes. Perdón pero hoy no puedo disimular. No quiero. 

Hoy no quería ver a nadie, no era tanto pedir ¿verdad?





Comentarios

Entradas populares de este blog

HOLA

El ritmo de mi sangre.

Otro corto cuento.