Para Limona.

Cuando escribo, te escribo.
Siento pena por mis palabras
defraudé a mi inspiración.

No llegan donde deberían estar,
no son leídas ni si quiera por sus ojos
no son la respuesta
a una intriga,
a una intriga que no existe.

Inventé el destino de mis poemas
porque quiero leer los tuyos.
Un destino frustrado donde
nadie las espera,
donde nadie las ansía.

Que no desespere esta Limona
que no tenga miedo a su soledad.
Que algún amante mundano
la va a besar y le va cantar.

Limona egoísta.
Sobrenombre de una fantasía,
máscara de un mensaje,
reina de un mundo de mentira.




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