Cada vez

Esa tarde te dejé un jazmín, como símbolo de mi flor preferida.
Te deje un botón, representándote como la única que puede prender o desprender.
Aunque pasen silencios, temblores, palabras, canciones, sueños,
es tan indispensable tenernos para apoyarnos y caminar.

Tan linda estabas y me di cuenta cuánto me habías extrañado.
Por eso nuestras manos juegan siempre el mismo rol de enredarse
sin importarles quien las está espiando.

Quiero abrazarte mucho tiempo, muchas horas
no te voy a hablar, no te voy a cantar y hasta puedo no mirarte.
Solo quiero sentir tu alma, esa que siempre me habla desde tus ojos
o haciendo muecas, incluso, marcando tu pulso.

Puede ser que en contra de tu voluntad,
sea tu alma la que me pide a gritos que no pare de escribirte,
que no deje de soñarte,
que te abrace cuando estamos cerca.

En tus momentos de soledad, podés haber descubierto
ese secreto de tu alma, y por eso de alguna forma siempre volvés.
Porque se lo debés.

Hermosa, perfecta para protagonizar todo.
Rica en alma y profunda.
Miedosa y débil.

Te abrazo muchas veces al día,
cada vez que te pienso,
cada vez que te sueño
cada vez que te canto
cada vez que te siento pensando en mi.






Comentarios

Entradas populares de este blog

Otro corto cuento.

25 Junio 2024

HOLA