Algo te conozco.

Una de tus caras es la más sensible, la más bohemia, callejera y dulce.
Repleta de caricias, abrazos cálidos como el juego de nuestras manos y una copa de vino rosado que acompaña un silencioso atardecer.
Esa cara a la que le encanta escuchar lo linda que es, le encanta el roce de las pieles, los cariños en el pelo y le encanta perderse en los besos que dibuja como eternos.
Misteriosamente, desconocida del pudor, plenamente entregada a sentir, con los ojos brillosos.
Dedicada, pensativa, siempre pensativa.
Admirando los momentos, la belleza del silencio y entregándote a sentir, incluso a sentirme.
Tan calmada pero tan vibrante como lo que pasa en el mar cuando una ola explota y termina dejándose llevar.
Esta cara te da el don hermoso de buscarle lo bonito a lo mundano y poder contagiarlo.
Esa cara es la que te lleva lejos, a ser lo distinta que sos.

Por momentos, no siempre con las nubes, aparece la otra cara. Esa que es pura sangre, piñas y escondite. Esa cara que se agobia en pensamientos hasta sentir calor, creer que no hay paredes, que no hay piso y que caemos en caída libre a un vacío que solo gana cuando te desespera.
Esa cara que te hace escapar para buscar en tu soledad la suavidad de tu parte más tierna, la realidad de lo que te hace flotar y te angustia incluso, hasta dejarte sin palabras.
Es esa misma cara, la que odia amar. La que odia sentir, la que quiere desaparecer y borrar. Yo la siento débil, jugando a estar enojada pero en verdad, muriendo desesperada por dejarse caer.
Quiere bajar los brazos que en realidad es sentir, pero no se lo permite y ante la duda de quebrarse como en la canción de Flume, prefiere herir, prefiere salir y romper.

Atrás de estas dos caras, además de tus increíbles ojos, está la cara que actúa como realmente lo siente. El problema de esta cara tan auténtica es que solo la viviste una vez con alguien más, es tu secreto con otro corazón...
Tus lágrimas de dolor hicieron que se haga más tímida todavía y por eso es que solo con vos podés sentirlo todo.  Hoy te acompañan los recuerdos y la infinita imaginación, ayer te acompañó un mundo paralelo, hoy te acompañan mis poemas y aunque odies escucharlo, te acompañan mis pensamientos.
No solo porque te pienso, sino porque el solo hecho de pensar lo mismo nos hace sentir menos solas en todo este mundo donde lo real es cruel, vacío y diminuto al lado de todo lo que podemos ver, conocer y pisar. Como lo que somos frente a la montaña, nada.

Ayer te apareciste en el tatuaje de un señor, que decía en francés: "La realidad no existe, la realidad no es real".

Y me llena el corazón saber que mi mente cuenta con la tuya para nunca dejar de volar.
A veces mi pecado es hablar, pensando que todo lo se.
A veces mi pecado es escribirte, pensando que algo te conozco..

Algo te conozco.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Otro corto cuento.

25 Junio 2024

HOLA