Esos ojos.

Te voy a contar un cuento corto que me hizo soñar toda la noche.

Se trata de tus ojos... ayer vinieron a verme de frente, después de algunos desencuentros y muchos poemas sin verlos.
Me miraron muy fijo, estaban claros y extrañamente seguros.
Cuando vos hablabas cosas sin sentido y yo escuchaba sin escuchar, tus ojos le dijeron a los míos que no prestaran atención a lo que estaba pasando en la realidad.
La intensidad de tus ojos estaba más brillante que nunca, hasta hizo que me quisieras abrazar, que me pidieras estar cerca, que me acaricies el pelo y las manos.
Tus ojos me dejaron en silencio.

Cuando quedé en silencio, nuestros ojos empezaron a hablar.
Los vi, los sentí.
Me da miedo que no quieras escucharlos porque si vieras lo claro que fue su mensaje nos hubieramos encontrado hasta en lo más profundo de la profundidad. Si ponemos pausa a nuestros cuerpos y entrergamos el tiempo a nuestros ojos, no podríamos parar de sentir.
Te imagino sientiendo y me siento sientiendo, y está bien, te juro que está bien.
 Es una buena sensación, te ves feliz, te ves tranquila, amando tranquila... te queda tan bonito querer.

¿Querrás que te cuente lo que me dijeron?
¿Escuchas lo que tienen para decir?
¿Me mienten? ¿Yo estoy loca por vos y pierdo la cordura?

Te lo voy a contar, pero no quiero que se enteren, porque tus ojos confían en los míos.
Son tan genuinos y buenos que no quiero traicionarlos, así que dejémoslo acá en este cuento que nadie lee ni leerá jamás, dejemoslo en estas palabras por si algún día alguien nos necesita.

Tus ojos me dijeron que tenés miedo, que no sabés como decirme que tenés miedo.
Me dijeron que no me asuste, que no me vaya por otros besos, que no me escape.
Anoche tus ojos necesitaban escuchar lo que mis ojos tenían para decir.
Tus ojos me explicaron que a veces actúan sin pensar porque no saben como pedirme, no saben como entregarse. Tratan de domarte a veces (ese es el más grande secreto), pero tenés una sombra de miedo y dolor que los tiene atados. Si algún día te animas... soltalos.
Tus ojos me dijeron que te aman, que te cuidan más que nadie, que te quieren ver en paz, que te necesitan ver amar pero sobretodo, necesitan que te dejes amar.

Y ya que vamos a ponerle momentos hermosos a este cuento, quiero contarte que cuando aparecen tus ojos, los míos se ponen más brillantes que el sol, cuando se abren tus ojos y me miran, se me congelan las reacciones y se me deforma la razón. No entiendo bien porqué cuando me miran no puedo decirte lo que pienso que tengo que decirte.

No puedo pedirte que no sigas por otro camino y me desespera saber que en realidad, tus ojos me gritan que lo diga. Puedo dudar de nosotras, puedo dudar de tus sensaciones y tus pensamientos pero si hay algo que nunca me hace dudar, es la intensidad de tus ojos.

Esos ojos.





Comentarios

Entradas populares de este blog

Otro corto cuento.

25 Junio 2024

HOLA