La luna, el mar y alguna canción.

Cuando la luna se cansó, ya las plantas estaban congeladas y todo lo que siempre fue un "sin desperdicio" pasó a ser una escarcha más, un poco de lluvia, mucho vapor y una extraña pero enorme sensación la acompañaron en cada paso.
En las noches era peor, porque el silencio invitaba al descontrol a no parar y el ruido molestaba a los vecinos para dormir.
Descubrió por otro lado, que sus pensamientos pesaban más que el agua porque se hundían y lo que más tristeza siempre le causó era ver que la espalda no giraba y así las flores se alejaban más con cada atardecer.

La lluvia seguía despierta, molesta y cada vez más ruidosa, inestable. No venían de una nube, venían todas del profundo llanto del destino que no dejaste ser.
Las dos se tuvieron que arriesgar a que el destino tome venganza por haberlo apagado, y no dejarlo florecer como debía ser-

La luna resignada de inspirarla, cansada de esperar esa oportunidad que ella tanto le pidió, se escondió a pensar si volver por ella y regalarle de una vez, una noche iluminada con los brillos de su mejor vestido o fugarse a las estrellas por la otra, y su culpa.. No sabe a cuál elegir.

Solo tenían que ponerse de acuerdo, la luna, el mar y alguna que otra canción para que la lluvia dejara de bailar con la culpa y de una vez por todas ellas pudieran estar en paz.

Ella no toma la decisión e insiste con la luna, el mar y alguna otra canción, para tener otra vez en sus manos la más preciosa flor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Otro corto cuento.

25 Junio 2024

HOLA