Todas mis almas

Me decía una buena compañera de alma, que pronto pasarían esos días de amargura.
Así fue. Pasó la amargura como nunca esperé.
Entre todas mis formas, algunas se apagaron y otras se prendieron.

No entiendo muy bien donde se esconden las que se van,
no encontré jamás el lugar donde se guardan refugiadas.
A veces se portan como ciclos cambiantes que vuelven en la misma estación.
Hay días que pienso que es por clima, pero en el fondo se que es por la luna.

Cada una de mis almas viene, ama, siente, elige una comida y se va.
Cada una de mis almas tiene un cantante favorito.
Cada una de mis almas duerme, baila, sufre pesadillas o sueña que se va.

Las respeto, las extraño cuando no están y a veces ruego con fuerzas que desaparezcan.
La que más me gusta es la rebelde, la que manifiesta y no tiembla. 
La que menos quiero es la melancólica que tiembla y llora porque sí.

Una de ellas es inteligente, audaz, viva y creativa. Me encanta esa, siempre tiene un brillo especial.
Otra es de izquierda, no se arregla y rompe lazos que no le interesa mantener. 
Es la misma que vive trascendiendo rodeada en soledad pero llena en convicción.
La más tierna es la sensible, que escucha un pájaro y se acuerda de su abuela, que agarra de las manos pero con los ojos. Sí, es la que más sufre, esa que tiene el corazón trizado.
Después está la poeta, valiente, sexual y segura en su andar. El pelo suelto, las manos como parla y los labios... los labios.

A algunas se le acercan más, a otras ni las miran.
Algunas miran a los ojos, otras no quieren ni saludar.
Todas y cada una de mis almas fueron, son y serán lo que mi historia va formando.
Me es inevitable admitir que lo que más las determina es el dolor, pero lo que les da el brillo, la voz y esa cosa tan particular...son los besos y los amigos.

Cada cana, cada arruga es la muerte de una parte de alguna de mis almas. 
Cada lágrima es la despedida de una que se aparta sin saber porqué volver ni a donde va.

Quienes conocen mis almas no reclaman, las conocen.
Quienes comprenden mis almas no preguntan, las comprenden.

Quizás y realmente quizás, son pocas las miradas que sin una palabra abrazan y descifran donde duerme cada una de mis almas. 

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