18/07/2018

Lo que no termino de entender es como esos reflejos que son miedos, guardados tan en la mente y tan en lo personal, pueden salir en palabras equívocas para dar mensajes que en realidad no queremos dar.

El punto de enredarse no siempre es bueno, pero lo que sí se que no es bueno porque vive en mí como una sombra que no me quiere dejar, es el miedo. El miedo paraliza, confunde pero lo más triste y lo más caro de pagar es eso que el miedo no dejó ser, porque el miedo: engaña.

Es como una salida a un carril más corto, menos dañado, con menos posibilidades de frenar a reparar y a pensar. Eso, la salida fácil es lo que después puede generar daños irreparables, como no haber sabido vivir el tiempo en el tiempo que lo deberíamos haber vivido.

Soy una persona que sufre con la sangre y los latidos al miedo, lo siento antes de un beso, antes de una palabra e incluso de una mirada. Soy un cofre lleno de todo lo que llevo reprimido por adentro, pero nada me detiene de admitirme en mis propios sentimientos.

Si las rocas están trizadas y no sirven para construir, es porque no pudieron mutar como deberían haber mutado, la diferencia con el corazón es que la sangre lo mantiene vivo incluso cuando no quiere vivir-

A veces son confusas las señales, a veces nos sentimos en un escalón en el que no estamos y qué difícil es mirarnos desde afuera y admitir que no podemos vernos con sinceridad. Para otros, somos otra cosa, nunca somos para los demás lo que somos para nosotros mismos.

Como cuesta animarse, como cuesta soltarse, o pienso... cuánto nos cuesta estar cómodos con lo que somos para nosotros y con lo que somos para los demás.

Se trata de ser, ¿simplemente ser? ¿Alcanza con solamente ser? Entiendo junto a la pronta adultez, que sentirse enamorado no siempre es placentero, que la no respuesta de un supuesto amor nos desarma al menos en lo que creíamos como seguridades.

Quizás no te lloro, quizás no te extraño como esas noches en las que no podía dormir cuando el amor era ese poema que debía ser perfecto y tenía olor a flor. Pero sí, te pienso en el silencio, me enojo en el recuerdo y me guardo mi versión de enamorada, al menos por ahora.

Al menos por ahora. Me pregunto si estas versiones de amar tienen muchas caras más que mostrarme, y me pregunto a partir de cuándo empiezan a hacerse notar. ¿Será el amor como una rueda? No quiero pensar que jamás voy a verle ese costado de cuento que tanto me movió.
Hay una sola cosa que se, que siento. El amor no me va a ganar, no me voy a resignar, no me van a vencer sus malos días, sus infidelidades, sus filos... no me vencen, me potencian a querer más.

Quizás tenga que olvidarte para descubrir la próxima trampa de esa nueva y extraña sensación.



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